miércoles, febrero 08, 2006

ESTRELLA POLAR (Muy bueno)



En algunos lugares del Mediterráneo la Literatura alcanza una nueva dimensión post-atómica lo menos, que hubiera dejado sentados a los pensadores griegos y a los cátulos romanos. Lean y traten de entender. Descubra cómo la Estrella Polar se llama también Osa Mayor. Pero dese cuenta de que esto es la literatura popular, del pueblo cuando tiene empacho televisivo.

Estrella Polar
ANTONIA PONS SALOM

Sentada en el banco de hierro que presidía su mejor rincón del patio trasero; Olga miraba embelesada el firmamento. Jirones de nubes blancas lo cruzaban en silencio. La noche era agradable y fresca para un mes de julio estival; algunas estrellas relucían débilmente, pero una de ellas, lo hacía de forma ostentosa, sabía sin duda que era la reina de las estrellas y hacía gala de su esplendor. Recordaba que cuando niña su padre le había hablado de la Estrella Polar, llamada también Osa Mayor; sin duda era esa que parecía observarla con descaro.

-¿Qué me miras? ¿Qué ves en mí? Le preguntó irónica.

-Una mujer que lucha, que se esfuerza, pero que por más que lo intente nunca consigue llegar a su meta.

-¿Qué meta? He conseguido muchas cosas en la vida...

-¡Sí! Pero te sigue faltando lo más importante.

-¡No sigas! Sé a qué te refieres.

-Lo sabes pero pretendes ignorarlo.

-De acuerdo mi querida estrella, pero ¿qué debo hacer entonces?

-No seguir dudando ni vacilando, tu relación con Ernesto está acabada, lo sabes muy bien; no le des más vueltas, abandona su casa, sé sincera con él, no alargues más vuestra agonía; sabes que ya nada os une: lo poco que quedaba se esfumó con la muerte de vuestro hijo ¿Para qué seguir ligada a una losa que te está pesando cada vez más?

-No lo sé, son muchos años, hay muchos recuerdos...

-¡Mírate! Eres una mujer madura, pero sigues estando espléndida. ¡Como yo! La vida te debe otra oportunidad, no la desaproveches. Tu felicidad está ahí, al alcance de tu mano, tan sólo tienes que esperarla al acecho y asirla muy fuerte para que no se te escape.

-No me atrevo, me faltan las fuerzas; siento lástima por Ernesto. Si le dejo se va a sentir muy solo...

-Y ¿tú qué? ¿No te sientes sola con él? ¿Acaso no tienes derecho a vivir de nuevo?

-Mi querida Estrella Polar, ¡qué bien me ha venido esta charla contigo! Es decir conmigo misma. ¡Qué lucidez la tuya! ¡Qué razón tenía mi padre cuando decía que eras nuestra mejor guía en la Tierra! ¡Me acabas de ayudar a recuperar mi norte!

(Tomado de la inacabable cantera del Diario Menorca, que tanto publica en vano)