viernes, febrero 10, 2006

QUITARSE LA ROPA HASTA EL PURO HUESO

Debajo de la capa de Luis Candelas, en lo profundo, bajo la piel y la víscera, sólo hay una cosa común: el hueso. La señorita del dibujo lo desnuda alegremente para que se oree y mejore la salud. Son las carnes las pecadoras.

Con las nuevas épicas intelectuales, basadas en mezclar culos con témporas, las mentes han resistido mal las paridas del Zapatorio Gobernante. He aquí a un señor nudista, que pone en plano de igualdad el ir desnudo y el ir vestido, como si él no se vistiera de tanto en tanto, y en invierno con preferencia. Su razonamiento es el de una persona sometida a la injusticia y algo resabiada, propensa a pedir que en las playas no se vaya vestido, o sea, con taparrabos, porque lo suyo es andar a rabo suelto, en plan naturaleza y, si nos aprietan, en plan trogolodita-nacionalista. O sea, aquí tienen su ración diaria de relativismo sin frenos: no lo busque en otra parte

El nudismo en las playas

Cuando una asociación o un grupo de personas solicitan que playas públicas sean declaradas como playas familiares prohibiendo e incluso sancionando el nudismo, el concepto de convivencia a mi entender se desvanece por completo. (Como las bragas, pero en concepto)

Mi libertad para poder hacer nudismo se quiebra y lo deciden otras personas, limitándome a ir a unas pocas playas. ¿Eso es convivir? ¿Eso es libertad? ¿Esto es lo que ustedes predican?

El término convivir va mucho más allá de todo esto, va mucho más allá de nuestros miedos y de nuestros pensamientos, va más allá de todo lo que nosotros creemos que está bien y de todo aquello que está mal, puesto que estas definiciones y pensamientos son nuestros y son conceptos de fabricación propia.

Para los nudistas, es correcto andar desnudo por la playa, para ustedes no. Para los padres nudistas, es correcto ver a sus niños desnudos en la playa, para ustedes no.

Mis prejuicios, no son sus prejuicios y sus prejuicios no son mis prejuicios. El respeto y la convivencia son lo que hace tener una sociedad plural, donde cristianos, musulmanes, ateos, budistas, judíos,.... y demás sociedades y religiones conviven, o sea, viven dentro de un conjunto respetándose.

En el momento que mi Dios se pone por encima del suyo, mis normas por encima de las suyas, su ética por encima de mi ética, aquí, es cuando algo comienza a fallar, y el concepto de convivencia, cada cual lo busca en su diccionario.

En el momento en que perseguimos a personas que tienen una forma de pensar, criticándoles y reprimiéndoles, ¿en qué nos estamos convirtiendo? Realmente, ¿somos una sociedad tolerante, abierta y respetuosa? O somos tolerantes con quienes queremos, abiertos con quienes nos apetece y respetuosos con nuestros amigos únicamente,...

A mi modo de ver, creo que algo está fallando, no en las playas, no en la correcta forma de vestir, no en la correcta forma de pensar, es algo más profundo que no se debe debatir en plenos. Está en uno mismo.

La valentía está en observarse a uno mismo y aceptarse abiertamente, sin miedos y prejuicios, aunque miles de firmas le digan lo contrario. Y en el momento que nos aceptemos, aceptaremos al que tengamos al lado. Aunque no nos aceptes en las playas desnudos, nosotros, les aceptamos vestidos.

MIGUEL BONET EGEA Ciudadela