miércoles, febrero 15, 2006

SOÑAR DESPIERTO

Cien euros falsos. Cuidado.

Salvo alguna ligera incursión sobre textos poco literarios pero sumamente tontos, en las páginas dedicadas al Genio Desconocido Trapisonda suele preferir la literatura de altos sueños y de palabras escogidas, como la selección de abajo, que trata de entroncar con la mejor literatura intimista, romántica y observadora. Pocas mentes se hubieran percatado de que las ranas, en realidad, dicen “cuá –cuá” ni de que puede haber paredes de piedra “de estructura antigua pero natural”.

Para conocerse el humano debe explorar las estructuras y las contexturas de las imágenes que la lengua permite y apurar el cáliz hasta las heces, cuidando de que no se confunda la delicada imagen literaria con el humor desaprensivo de algunos como nosotros.


Soñar despierto, no tiene razón

Cuando de las verdes hierbas nacen las legumbres y de los árboles sus sabrosos frutos, en los perfumados jardines los pétalos de rosas, no hay cosa tan hermosa para admirar a nuestra madre naturaleza, que sigue con su pesar verosímil sólo en nuestro corazón.

Disfrutamos, aceleramos por un zarzal, allí a pesar de que podemos dañarnos con las zarzas, también se despierta una minúscula ilusión. En una pared de piedra, de estructura antigua pero natural, brotan unos hilos de agua cristalina, los pájaros con sus finos picos allí se arriman para refrescarse y vuelan cautelosos para no bañar su cuerpo. Firmeza, la de una rana con su "cuá cuá" su verdor, brilla y de lejos se divisa un perro, ladra a su vera y ésta con sus diminutos saltos se aleja ante este animal con su ferocidad. Más o menos calma entre aquellas hierbas húmedas, miles de insectos se entretienen saltando como si fueran payasos en miniatura, me paro atentamente para escucharlos, entre todos, como melodías de amor con sus inventados instrumentos, era en esencial todo ambrosía o bien manjar, o alimentos de los dioses. Estoy cerca de mi casa, estoy en mi sendero preferido que visito a diario, mi vida monótona, pero acostumbrada a ella. De día aparece un sol espléndido, el cual contemplo ansiosamente, en cambio los días de lluvia son irresistibles pero que aprovecho para coser los vestidos que traen mis dientas y con mi madre también pasamos las horas divertidas.

De noche entra mi ilusión en el firmamento deleitándome, contemplando la luna y las estrellas, que desde el ventanal de mi organizada habitación se divisa una enorme porción de tierra que nos da para vivir una vida tranquila y sin agobios, es, en esencial, el mejor regalo que podía dejarnos nuestro abuelo. Cuando miro estas tierras tan ordenadas y cuidadas por mis padres y mi hermano mi corazón salta de emoción con su serenidad, cariño, pureza, nada hay tan bello como acostumbrarse al campo, a la agricultura, a la naturaleza sin depender de nadie. Vivo a mi aire, nadie se entera de mi suave llanto, ni de mis risas, cuando cambio de querella. Tengo a mis gallinas, a mis conejos, al gran "jefe" gallo, que cada día es mi despertador, me gusta ayudar a mi padre a ordeñar las vacas, dar de comer a los cerdos, arreglar todo lo de casa, después a desayunar. Después el paseo diario, respiro quieta el aire del rocío, escojo una florecilla para respirar su aroma, así es mi vida con mis seres queridos: así es mi vida diaria hasta que llega la noche, así suma y sigue, de nuevo miro por la ventana de mi extensa habitación, cumplo con unos ejercicios gimnásticos y cuando mi corazón me avisa que ya basta, me acuesto feliz, pensando a veces en el día de mañana. Lo que será de mí y sueño envuelta en mis camisones de soltera, no me gusta inventar fantasías, la vida hay que vivirla con realidad y que sea lo que Dios quiera, aún soy joven, ya llegará lo que me esté predestinado* al fin y al cabo, mientras tenga a los míos a mi lado soy completamente feliz. "Los sueños sueños son". Pero soñar despierto, no tiene razón, detesto la imaginable fantasía, lo siento de corazón.

NINÍ SINTES
Alayor

(de la inacabable cantera del Diario Menorca)