martes, febrero 21, 2006

UN MISTERIO MUY GRANDE

Esta historia sería admirable si supiéramos qué significa y qué mensaje pretende dar, cosas que se quedan en el misterio. Uno muy grande que seguramente nos llevaremos a la tumba.
(Tomado de la inacabable cantera del Diario Menorca)

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Historia de un capitán

A veces, damos hermosas lecciones de sabiduría ignorando que años más tarde la vida nos enseñará a nosotros mismos sobre lo que con tanto ímpetu hemos querido inculcar a los demás. Eso le ha pasado a quien quiso ser un día mi maestro.

Supongo que ahora el orgullo ensordecerá esas hermosas historias que un día me contó con tanta pasión. Le escuché. Escuché cada esculpida palabra que salía rozando sus labios. Escuché incluso en cada pausa el silencio que nos envolvía mientras yo intentaba apoderarme de un atisbo de esa pasión. Esa fuerza que parecía emerger de su interior cuando grababa en mi joven e inocente mente pequeños secretos de la vida. Esas pequeñas cosas a las que no damos importancia y nos endulzan la existencia, me decía. Le escuché, le creí y le admiré.

Recuerdo al curtido capitán de barco. Un lobo solitario aferrado a su timón como a su propia vida. Luchando en cuerpo y alma contra viento y marea para mantener su buque a flote. Un día una tormenta lo hundirá. Lo sabe, pero jamás abandonará su navío. Él es su vida, su libertad y su cruz. Amanecerá una mañana y el hermoso barco con su valeroso capitán habrán desaparecido, olvidados, bajo la soledad del mar.

Una versión romántica y apasionante del héroe de turno. La necesidad de una mente sin conciencia para ganarse un sitio en el lado de los buenos.

Porque ahora, aún faltándome mucho por aprender, ahora que mi mente ha madurado y me han curtido mis propias experiencias, ahora lo sé.

Sé que en esta vida las hazañas no se cuentan con bonitas y conmovedoras historias sino con hechos. Sé que la bondad y el buen sentimiento no se presumen si son sinceros. Sé que las buenas intenciones se demuestran si salen del corazón. Y sé que quien tiene corazón agacha alguna vez la cabeza.

Tuve una vez un maestro y me enseñó que el timón de la vida debe ser el corazón. ¿A dónde vas capitán? Erraste mucho el rumbo teniendo tan buen guía. La historia que me contaste tu vida te la mostrará, pues conservarás tu barco pero, ¿a qué puerto llegarás? Yo no tendré ningún navío pero sí un timón de verdad.

Sara Mesquida Llabrés.

1 Comments:

At mayo 15, 2008 2:34 p. m., Blogger dadybik said...

Clara y lisa tu tez, manchada con uvas claras y nariz prominente, tus manos lánguidas de pianista sin fuerzas; tu tino crítico desconfiado, al principio, fue prosecuyéndo amablemente con el paso de los minutos de la tarde. El mostrador de los traslados ocultaba un tesoro que asomaba tímidamente como una espía.
Esta mañana examiné el lugar sin tí, me daba cuenta que era tan impersonal.

 

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